viernes, 18 de julio de 2014

Sembrar y recoger

Hoy>Opinión>cartas del lector
La Voz de Galicia>Opinión>cartas del lector
La Vanguardia>Opinión>cartas del lector
Diario Sur>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector

'No tienes muy buena cara, ¿te sientes mal, te pasa algo?', comenta el frutero al señor  que, tras oír el pitido del panel digital y  ver que había llegado su turno,  se acerca al mostrador para hacer la compra.  No tengo malestar físico, pero acabo de escuchar en la radio una receta para combatir el paro juvenil que, la verdad, me produjo tales ardores y náuseas morales que aún estoy revuelto. Porque, vamos a ver, cómo es posible que quienes  duermen en habitaciones cuyo coste es el triple del salario mínimo y pagan por el desayuno bastante más de lo que muchas familias tienen para pasar el día, sean capaces de recomendar sin el menor atisbo de rubor rebajar el importe de éste para facilitar la incorporación de los jóvenes al mercado laboral. Con semejante ejemplaridad, tamaña sensibilidad social y esperanzadoras propuestas de presente y futuro, la evolución de la confianza y el apego de la población hacia las instituciones políticas y económicas seguirá discurriendo por una dirección paralela a la sugerida  para el salario mínimo. No es más que una cuestión de reciprocidad.