jueves, 5 de junio de 2014

Austeridad y cambio de vehículo

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Aduciendo a las técnicas de seguridad pasiva y activa desarrolladas e incorporadas en los últimos años y de manera continuada en los vehículos, se anima a los ciudadanos a renovar estos cuando sobrepasen los diez años de antigüedad. Como me decía un vecino hace un par de días: gracias por la sugerencia, pero es  complicado  compatibilizar la austeridad  con el cambio periódico de vehículo. Mientras existan dificultades familiares para reponer la nevera y la despensa, para hacerse cargo de los gastos cotidianos relacionados con la vivienda, para asumir los gastos derivados de la educación de los hijos o  para acudir al dentista, la atención dedicada al  elemento de transporte pasará a ser algo secundario. El desembolso realizado en la compra del vehículo, el goteo económico derivado del parking, el precio del combustible y de los mantenimientos e inspecciones regulares, los importes de las tasas anuales  y el incremento de las posibilidades de ser objeto de sanciones económicas cada vez más elevadas (con independencia del nivel de ingresos),  no puede decirse que sean aspectos  que  faciliten y hagan atractivo sustituir el automóvil con la frecuencia recomendada.