jueves, 3 de abril de 2014

Una cuestión de proporción

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¿No les gusta la sartén?, preguntó la camarera a la pareja sentada en la mesa del restaurante unos minutos después de haberles servido el pedido y observar que no habían probado bocado.  El uso de los móviles acaparaba la atención de ambos, y disfrutar de la cena y conversar durante la misma parecían ser cuestiones desplazadas a un segundo plano. Con el fin de evitar  situaciones similares, parece ser que hay restaurantes que están invitando a los clientes a dejar los teléfonos en depósito hasta el momento de la salida, e incluso aplicando un descuento en la factura a quienes los mantengan apagados o en el bolsillo. Por otro lado, he leído que en los próximos meses los trenes AVE dispondrán de un vagón  en el que no  podrá utilizarse el móvil. En días no muy lejanos, es posible que  lleguemos a ver inhibidores de frecuencias para  móviles en las estanterías de  tiendas y supermercados destinados a quienes deseen preservar el espacio y el tiempo reservado a las intimidades y relaciones sexuales. Cuántas molestias, trastornos e inconvenientes podrían evitarse usando un poco más  el sentido común.