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Siguiendo la línea del polémico
anuncio publicitario de una empresa de sistemas de seguridad, cuyos
carteles muestran la imagen de un secuestrador que permanece con el rostro
oculto tras un pasamontañas reteniendo a un niño al que tapa la boca con una
mano enguantada y amenaza con un cuchillo de grandes dimensiones, los
fabricantes de sillas infantiles para automóviles podrían mostrar imágenes
escalofriantes de chiquillos accidentados y los escaparates de las
tiendas especializadas en material de protección seguridad laboral
exponer fotografías de trabajadores con la cabeza aplastada, con el cuerpo
espachurrado o con miembros amputados. El empleo de herramientas como el miedo
y el sensacionalismo quizás contribuya a lograr el objetivo de aumentar la
cuenta de resultados de manera transitoria, pero no a evitar o disminuir
la inseguridad ciudadana u otras cuestiones como la accidentalidad en el trabajo,
el hogar, la calle o la carretera.