domingo, 11 de septiembre de 2011

Terrible, penoso y sonrojante

Magazine (La Vanguardia)>cartas del lector

Cuando en los años sesenta y setenta los hippies se vestían de príncipes y entregaban a la psicodelia en la floreada ciudad de Kandahar, parece ser que la mitad de los niños afganos morían antes de los 5 años, alrededor del 90% de la población era analfabeta, la mitad de las tierras fértiles pertenecían al 5% de los propietarios, la media de vida era de 40 años y buena parte de la ciudadanía era azotada por la enfermedad y el hambre. Desde entonces, y tras pasar por golpes de estado, revoluciones, invasiones y guerras civiles se han quedado por el camino muchas vidas, el índice de alfabetización no alcanza el 30%, el país ocupa el puesto 155 (de un total de 169 países) en la lista que mide el índice de desarrollo humano (IDH), la esperanza de vida está por debajo de los 45 años y las mujeres viven bajo condiciones extremadamente restrictivas y severas. Terrible, penoso y sonrojante.
Si como indica el Magazine del 28 de agosto, a los afganos les encantan las flores, uno se pregunta: ¿por qué la limpia, simpática, vital y bonita sonrisa de la niña mostrada en el reportaje tendrá que ocultarse al mundo tras un burka?