domingo, 18 de septiembre de 2011

Increible e impresentable

Magazine (La Vanguardia)>cartas del lector

Desde que comencé a trabajar, hace alrededor de veintiséis años, la totalidad de mis ingresos han estado sometidos al control de la Agencia Tributaria y, por supuesto, a las cargas fiscales correspondientes en cada momento; durante este tiempo he tenido la fortuna de no padecer enfermedades o accidentes destacables, motivo por el que las bajas laborales suman alrededor de cinco meses; el piso adquirido era usado, no hubo pago alguno en dinero negro y hace ya unos años que estamos libres de hipoteca; no tenemos vehículo de gama alta,  muebles de lujo ni cuentas o préstamos pendientes. Es decir, vivimos conforme a nuestras posibilidades económicas,  tal como indicaba el hijo pródigo del artículo de Andrés Trapiello (Magazine del 04/09/2011). Sin embargo, parece que los mayores y verdaderos responsables del desaguisado financiero y económico continúan repartiéndose millones de euros por los inestimables servicios prestados al bienestar social, y quienes ocupaban cargos en organismos e instituciones encargadas de prevenir situaciones semejantes observan el panorama cómoda y holgadamente. Al contrario de lo ocurrido en las compañías de seguros, en esta crisis, quienes menos estragos causan más se fastidian.