miércoles, 3 de febrero de 2010

Consenso y sentido común

Lne.es » Cartas de los lectores

Aludir al mantenimiento de posiciones conservadoras y de resistencia al cambio suele entrañar una carga crítica hacia actitudes que se consideran contrarias a la adaptación a los nuevos escenarios o necesidades sociales. ¿Podría decirse que la oposición al pretendido aumento de la edad de jubilación es una rémora?
Es evidente que la sostenibilidad y calidad del sistema de pensiones no es un hecho que pueda mantenerse de espaldas a la realidad demográfica, laboral o económica del país, y habrá que revisar y modificar aspectos que contribuyan a su viabilidad y consolidación, pero, ¿es eficaz, racional o equitativa la indiscriminada propuesta de jubilarse a los 67 años?
Por ejemplo, para estimular la natalidad y mejorar la productividad y competitividad de las empresas, ¿es acertado que los abuelos cierren el paso a los jóvenes mejor formados de la historia?; si se estima que por cada 15 años de actividad laboral nocturna se envejecen prematuramente unos 5 años, ¿acaso no es un factor a tener en cuenta a la hora de establecer el final de la vida laboral?; para que cunda el ejemplo y no existan dudas respecto a la autoridad moral de nuestros gobernantes, ¿se eliminarán las pensiones vitalicias vinculadas al desempeño un cargo político?; ¿son similares los requerimientos y las condiciones laborales de un puesto de trabajo en la construcción, el montaje industrial, la carretera, etc. a las de un puesto de trabajo en una oficina?
Una reforma de esta envergadura necesita consenso y mucho sentido común.