viernes, 20 de noviembre de 2009

Menos palabras y más hechos

Los ciudadanos sabemos perfectamente que no todas las personas dedicadas a la política tienen comportamientos indecentes, deshonestos o delictivos y, sin embargo, el desafecto aumenta, la distancia se incrementa. ¿Quién y qué contribuye a dispersar en la atmósfera pública el contaminante de la desconfianza?
Cuando los partidos políticos dan muestras de ceguera, arbitrariedad o sectarismo ofreciendo tolerancia, apoyo y cobijo a los compañeros que han violado las normas éticas o legales, están creando las condiciones que, indefectiblemente, favorecen o conducen al deterioro del clima político. Por ello, los ingredientes para revitalizar la certidumbre social está en sus manos: asumiendo un inequívoco compromiso con el interés general; ofreciendo más transparencia y sentido de Estado; siendo intransigente con las falacias y prácticas corruptas; restando del salario público los ingresos por actividades privadas o limitando éstos...
La credibilidad de los discursos y buenas palabras han sufrido un menoscabo, y es la hora de los hechos.