miércoles, 25 de febrero de 2009

Deriva ética


Leo que una ex concursante del programa televisivo Gran Hermano del Reino Unido que tiene cáncer, ha vendido por 1,45 millones de dólares la exclusiva del progresivo y acelerado deterioro de su salud hasta el día de su muerte. Según manifiesta, de esta forma sus hijos, de corta edad, podrán gozar de la educación que ella no tuvo, y, evidentemente, de un paraguas económico para protegerse de las innumerables adversidades sociales derivadas de la escasez de dinero. Dejando de lado la controversia acerca de la calidad y conveniencia de este tipo de contenidos, lo sorprendente es que, el primer ministro británico, califique la decisión de esta mujer como una actitud plausible porque la intención es ayudar a su familia. ¡Alucinante!, un líder político socialdemócrata asimila, acepta y avala como natural la pronunciada desigualdad y diferencia de oportunidades entre la población y coadyuva en la proliferación de este vergonzante mercadeo. Definitivamente, soy un ingenuo que se ha salido de la órbita social y está condenado a la extinción (lo de la evolución de la especie) o existe una deriva ética inquietante.