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La reciente emisión de un programa televisivo conducido por un afamado
cocinero, ha puesto de manifiesto la lamentable dejación existente en materia
de inspección y vigilancia institucional en lo relativo tanto a las condiciones
en las que se conservan y manipulan los alimentos, como a la idoneidad y
variedad de las dietas servidas en determinadas residencias de personas mayores
de titularidad pública cuya gestión es ejercida por manos privadas. Si las
irregularidades y carencias reveladas en el programa tienen lugar en el
presente, inquieta pensar cómo puede ser la situación a medio plazo cuando,
según los pronósticos demográficos, la población estará más envejecida.
Es evidente que una atención adecuada tiene su coste económico,
sin embargo, también es obvio que la insuficiencia de recursos humanos y
materiales en el ámbito de la atención y asistencia social, guarda una mayor
relación con el derroche y la indecencia que con la eficiencia y la
honestidad.
