martes, 7 de julio de 2015

No es un capricho

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La reacción  instintiva de los animales ante el avance y la proximidad de las llamas y los humos generados en un incendio que arrasa su hábitat natural y representa una amenaza inminente para la vida, es la de abandonar el lugar para ponerse a salvo del fuego y ubicarse en nuevos enclaves donde satisfacer sus necesidades. De la misma manera, cuando las personas están sometidas a situaciones de acoso y asfixia derivadas de conflictos bélicos, de políticas intolerantes o de escasez de alimentos, una  respuesta natural es la de iniciar el movimiento tratando de alejarse de la hostilidad y la miseria. La gente no suele tener el capricho irrefrenable   de abandonar un entorno de seguridad y confort con la intención de tomar caminos  en los que acecha el peligro, abunda el desprecio y rezuma la incomprensión, la emigración en masa no es una fiesta compartida. Si el  conjunto de naciones pusiera mayor empeño en cultivar paz, libertad, justicia social y sensibilidad medioambiental, serían menores las preocupaciones y los esfuerzos dedicados  a la instalación de muros y alambradas, al incremento  y sofisticación de los controles fronterizos  y a las  repatriaciones.