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Que a los niños finlandeses les supriman la obligación de aprender
caligrafía a partir del curso 2016-2017, es una medida que puede generar dudas,
extrañeza y desacuerdo, pues la escritura ordenada y estética ha ocupado
un lugar destacado en nuestra educación, llegando a ser causa de desvelos,
reprimendas y castigos más o menos absurdos e incluso crueles. Ateniéndose a la
realidad del presente y la tendencia de futuro, no parece ser una decisión
que llegue a ocasionar distorsiones o mermas destacables en la evolución
de la especie, ya que continuarán aprendiendo a escribir a mano aunque con
letra separada o tipo imprenta, tal como la de este diario. Y es que, al fin y
al cabo, el uso del bolígrafo y el papel es cada día más reducido, y el
tiempo empleado en la caligrafía puede dedicarse a otras cuestiones
estimulantes y beneficiosas para los menores. El descubrimiento del fuego hizo
posible el cambió y desarrollo de las sociedades, aunque hoy en día
`puede encenderse la caldera de calefacción desde miles de kilómetros de
distancia a través de un móvil o un portátil, y la verdad es que no hay
planteamientos de obtener llamas golpeando piedras o frotando dos trozos de
madera. “Que se pare el mundo que me quiero bajar”, pero este seguía a su
ritmo.