Si no hay concentraciones de ciudadanos en las calles manifestando su contrariedad
y disconformidad por el desarrollo e implementación de elementos que mejoran
las condiciones de seguridad de los medios de transporte aéreos y terrestres,
por la instalación de instrumentos más eficaces en la prevención y lucha contra
incendios o por la puesta a la venta de nuevos fármacos, no es fácil comprender
los motivos que llevan a la creación de campañas dirigidas a negar y sembrar
dudas sobre los beneficios que tienen la vacunas en la salud pública. Cómo
explicar que, por un lado, se pueda depositar la confianza en la aportación de
la ciencia cuando, por otro lado, se rechaza y pone en entredicho el valor de
las vacunas. Cómo avalar la participación en eventos públicos dirigidos a la
recaudación de fondos para proyectos de investigación científica contra dolencias
como el cáncer, y a la vez recelar de los descubrimientos de la ciencia para
protegerse de enfermedades contagiosas como el coronavirus.