Me ha llamado la atención leer que la persona con funciones de
dirección en un centro de día del País Vasco, rechaza la administración de la
vacuna contra el coronavirus en las dependencias del mismo porque, en su
opinión, no está acreditado que la vacunación aporte más beneficios que
problemas, y además teniendo presente las dolencias crónicas de un elevado
porcentaje de los usuarios del centro. Visto desde otra perspectiva, también
parece del todo razonable cuestionar la decisión de renunciar a la utilidad de
una herramienta avalada por la comunidad científica debido a valoraciones
propias, y sobre todo tomando en consideración la magnitud de los ya conocidos
riesgos derivados del contagio. En materia de sanidad pública, uno deposita más
confianza en los remedios basados en la investigación y honestidad científica
que en la sospecha de poco peso.
miércoles, 6 de enero de 2021
Confianza
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