martes, 14 de enero de 2020

Cada cual a lo suyo

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La mujer, con apariencia de tener cincuenta y tantos años de edad, expresaba sus quejas en la cola formada en la panadería mientras esperaba la llegada de su turno para ser atendida en el mostrador. El enfado de la buena señora estaba originado porque, según parece, teme que la decisión municipal de ampliar la gratuidad de viajar en los autobuses urbanos a los menores de 16 años (hasta el momento beneficiaba a quienes tenían menos de 13 años), pueda ser causa de quedarse sin asiento en muchas ocasiones debido al previsible incremento del número de usuarios en la línea utilizada de manera habitual. O sea, el disgusto no tiene que ver con aspectos que pudieran ser considerados perjudiciales para el interés colectivo, sino por una cuestión que se reduce al provecho personal. Cada cual a lo suyo y la casa sin barrer.