El Diario Montañés>Opinión>cartas del lector
La Voz de Cádiz>Opinión>cartas del lector
Hoy>Opinión>cartas del lector
Opinión a Coruña>Opinión>cartas del lector
La Nueva España>Opinión>cartas del lector
El Norte de Castilla>Opinión>cartas del lector
La Voz de Cádiz>Opinión>cartas del lector
Diario Sur>Opinión>cartas del lector
Opinión a Coruña>Opinión>cartas del lector
La Nueva España>Opinión>cartas del lector
El Norte de Castilla>Opinión>cartas del lector
La Voz de Cádiz>Opinión>cartas del lector
Diario Sur>Opinión>cartas del lector
Que
un concejal de La Laguna (Tenerife) escriba en un chat “yo a follar,
jejejejeje, con empleadas que pongo yo y enchufo en el ayuntamiento”, es algo
que me parece lamentable aunque de ninguna manera asombroso, pues se trata de
una forma de sentir y actuar con un profundo arraigo en la sociedad, una
expresión consustancial a una cultura de predominio de género así como a un
entorno de desequilibrios y necesidades económicas. Hay cuestiones que, aun
siendo detestables, cuentan con el viejo sello de la normalización y tolerancia
social. En realidad, me sorprendió bastante más que una mujer vomitara en
una red social sus perversos y corrosivos sentimientos hacia otra mujer,
deseando que la política y diputada catalana Inés Arrimadas fuera víctima de
una violación en grupo por la noche. “Se necesita otra educación para otra
sociedad y otra sociedad para otra educación”, dijo el pensador en su día.