jueves, 30 de marzo de 2017

Desde la sobriedad y calma reflexiva.

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Da gusto  tener compañeros de viaje sinceros y con las ideas claras, tal como sucede con el presidente del Eurogrupo, el socialdemócrata  Jeroen Dijsselbloem, que hace unos días declaró, bajo un envidiable estado de sobriedad y calma reflexiva, que los países del sur de Europa se gastan el dinero de sus vecinos del norte en vino y mujeres. Para el cargo desempeñado, da la impresión de que este señor no está muy bien informado (al menos respecto a nuestro país) pues,  a criterio de un buen número de expertos en la materia, una buena parte de los problemas económicos y sociales de los últimos años no tienen relación alguna con los prostíbulos ni con el sector vinícola, sino con la  corrupción, con el fraude fiscal y con las obras públicas innecesarias, inacabadas o sobredimensionadas. Siendo un hombre del norte y perteneciendo a una formación política progresista,  podría haber escogido un tópico sin tintes machistas. Desconozco si gastaban  dinero de los contribuyentes en hombres y joyas, pero este político debería conocer que también tenemos señoras condenadas por delitos de corrupción.  Y, ¿se habrá preguntado el motivo de que su formación política bajara de 38 a 9 diputados en elecciones generales celebradas recientemente en Holanda?, porque eso sí es como para meterse en el cuerpo unos vasos de tinto.