Si el recuento de votos es favorable para continuar gobernando, el sistema democrático funciona de manera correcta. Y si el resultado del escrutinio toma un rumbo que apunta hacia la puerta de salida del gobierno, el mecanismo del sufragio está siendo objeto de la manipulación y el fraude. Poner en duda la limpieza de las elecciones exigiendo la interrupción del conteo de las papeletas depositadas por la ciudadanía cuando estas comienzan a inclinar la balanza hacia el lado del adversario político, denota dificultad y resistencia para encajar y aceptar las reglas del juego. Sin embargo, parece que, tanto la consolidación de los cimientos de las instituciones democráticas como el civismo mostrado por una gran mayoría de los estadounidenses, permitirán que el próximo presidente del país sea la persona elegida siguiendo las normas y los procedimientos establecidos, tal como se viene haciendo desde hace más de dos siglos.