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En la penúltima hoja de la novela que “tengo entre las manos” puede
leerse que el papel producido para su elaboración procede de árboles cuyos
bosques y plantaciones son gestionadas atendiendo al principio de conservación
y sostenibilidad de los recursos naturales, es decir, una explotación
industrial que trata de ser respetuosa con el medio ambiente y, por tanto,
beneficiosa para el ser humano. Satisface saber que el libro adquirido no
contribuye a la destrucción de bosques vírgenes, sin embargo, este dulce
sentimiento se ve rápidamente solapado debido a la capa de tristeza causada al
contemplar las imágenes de los incendios que están arrasando millones de
hectáreas en la selva amazónica durante los últimos meses.
Por desgracia para el bienestar social y la vida en el planeta, la
combinación de la necedad con el espeso humo del lucro cortoplacista impide ver
y calibrar el daño sembrado de cara al futuro.