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Contemplado con una mirada de inocencia y equidad, la negociación
respecto al reparto de concejalías, consejerías o ministerios entre distintos
partidos políticos que pretenden sellar una alianza o coalición de gobierno
debe, por un lado, sustentarse en una plataforma de proyectos cuyo denominador
común sea el bienestar general; y por otro, estar guiada por criterios de
racionalidad y proporcionalidad. ¿A qué responde exigir la dirección de una
superficie de terreno político que desprecia la relación de votos obtenidos en
las urnas? No es fácil explicar, y mucho menos entender, la teoría
política donde se señala que el valor 0,5 equivale a 3.
La cosa no está para ambiciones ni disputas partidistas ajenas a los
intereses de una ciudadanía que demanda honradez, seriedad y compromiso
político para no retroceder o quedar atascados en una realidad con múltiples
problemas sociales, sino para dar pasos a favor de la cohesión y la prosperidad
común.