sábado, 11 de mayo de 2019

Enamorados de la naturaleza

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Teniendo presente lo sucedido en el pueblo asturiano Soto de Cangas, donde un gallinero ha sido clausurado con motivo de la denuncia realizada por el responsable de un hotel rural debido al incívico comportamiento de sus gallos al amanecer (cantan un día sí y otro también alterando el sueño de algunos clientes que huyen del alboroto urbano buscando un entorno de  paz y relajación), quizás convenga llevar a estas aves a un curso de educación y buenos modales. ¿Cómo se les ocurre dejarse llevar por el instinto animal distorsionando el descanso de los enamorados de la naturaleza?  Un poco más de respeto y empatía, por favor.
¿Habrá que ir pensando en la sustitución de estos animales por robots con el canto programado para horas prudentes, en la instalación de ambientadores en los establos y en otras muchas medidas destinadas a evitar que la esencia de la naturaleza pueda desagradar o molestar al visitante?