domingo, 24 de marzo de 2019

El foco principal de la acción

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Si una persona siente temor con tan solo pensar en la posibilidad de tener que subir a un ascensor, pero vive en la aldea y no tiene el deseo ni la necesidad de pisar zona urbana, puede llevar una vida sin sobresaltos al respecto.
Sin embargo, en el caso de residir en la ciudad, ese mismo miedo desproporcionado entraña muchas dificultades, dado que los elevadores están presentes en la mayor parte de los edificios públicos y privados. En cualquier caso, la actitud más favorable y satisfactoria sería la de enviar la fobia al destierro.
Y en un entorno global donde la inmigración es un fenómeno no solo imparable, sino que se considera imprescindible para evitar la merma del estado de bienestar alcanzado en naciones con bajas tasas de natalidad, sentir desasosiego ante la llegada controlada de personal foráneo que persigue una vida mejor (objetivo de la migración española al extranjero), no parece lo más sensato ni conveniente. ¿Dónde hay que poner el foco principal de la acción? ¿En el síntoma o en las causas que lo originan?